El impétigo es una infección de la piel que se puede contagiar de una persona a otra. Se caracteriza por la aparición de vesículas o ampollas en la piel, que al romperse originan costras de color miel (melicéricas). Se puede afectar cualquier área cutánea del cuerpo, pero las lesiones del impétigo son más fecuentes en las zonas no cubiertas por la ropa, como la cara, la zona alrededor de la boca, la nariz, los oídos, los brazos y las piernas. No dejan cicatriz, pero pueden causar trastornos de la pigmentación que llegan a persistir meses. El impétigo puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, pero es más frecuente en niños de 2 a 5 años.
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